Mi hermana cumplió años un miércoles caluroso de enero. La palabra de ese día, según la RAE, fue Naturar.
Incorporar elementos vegetales en edificios o en zonas públicas con la finalidad de acercar la naturaleza a la ciudad.
Me pareció una palabra bellísima, adecuada para este momento de mi vida, de mi ciudad, de mi planeta. Estoy haciendo un gran esfuerzo por no pasar el tiempo de largo sin apropiarme de mis días y de mis entornos en buen plan, en plan consciencia plena de que un día no estaré parada en esta tierra fértil.
La vida se me está urbanizando a diario, así que naturar(me) —poblarme con árboles y flores—, parece una acción conducente al asombro y al sosiego, a una vida predominantemente verde que me recuerde la fertilidad cíclica con que quiero afrontar mi tiempo en la Tierra.


Vivir sin prolegómenos
La profesora fue clara: lee tu texto sin ningún prolegómeno. Procedí con dificultad después de unos segundos en silencio, pero salté sobre la primera línea del cuento. Luego sobre la segunda y así hasta el punto final. Un total de ocho minutos de lectura rítmica previamente entrenada: entonación, fraseo, respiración pausada. Bien, Paola, el relato se tiene que sostener solo.
Después de esa clase me quedé pensando hasta que me dormí en el sofá. Cuando me desperté caí en la cuenta de que tengo el vicio de advertir, introducir y explicar el porqué de todo lo que digo, antes de decirlo. Vivo de prolegómenos. Quiero ahorrarle el trabajo de interpretación a mi interlocutor, quiero que entienda con exactitud lo que le digo: ni más ni menos.
Escudriñé en esa obsesión y encontré una herencia de la escritura académica que me ha dado empleo desde hace ocho años. Pero también me topé con el control —el mismo con el que vigilo el camino de la aspiradora robot para que llegue a los rincones que quiero—, y una forma de invalidarme que se disfraza de cordialidad o corrección política según el momento. Para no sentirme atrevida por hablar desde mis imaginarios morales, advierto cuál es mi ínfima orilla de enunciación. Para no parecer osada por hablar del mundo y de la vida desde mi propia experiencia humana —como si ese no fuera el único lugar desde el que puedo hablar—, recito un prólogo cada vez que voy a dar una opinión.
Me cuesta soltar el peso de mis propias palabras. Escribir literatura, sin embargo, me ha enseñado a echar raíces en el suelo fecundo de mis ideas y en los cimientos de las historias que me habitan. Todos mis proyectos, incluidas las oraciones que sostengo, están aprendiendo a caminar solos, sin mí, sin mis prolegómenos.
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Azul noche
[Este es un poema escrito para la clase en la que más que escribir aprendo a observar y, por ende, a pensar]
Siempre a tiempo para el ocaso.
Declive originario.
El oeste es naranja.
La esfera no es solo azul.
Catálogo de estrellas
que luce en la quietud.
El ánimo es el estado del cielo.
Inhalar, exhalar
ser el silencio de los astros.
Las legumbres en el agua.
El aleteo detrás de la persiana.
Los pies rígidos,
la pomada, la lavanda.
El rito que invoca
la pesadez obstinada.
Izquierda, derecha,
la fragilidad del letargo.
La manta sobra.
La manta falta.
Las horas gotean,
las gotas perforan.
Emergen antenas:
chirridos, zumbidos, bramidos.
Las imágenes fuera de sus cajones,
los cajones fuera de los armarios.
Un alud soporífero
al filo del alba.
Siempre tarde para el amanecer.
Lecturas
Terminé Maldeniña, de Lorena Salazar Masso. Te invito a leer la reseña aquí.
Terminé Punto de Cruz, de Jazmina Barrera. Lo amé. Me dio un gran impulso escritor.
Estoy leyendo Contradeseo, de Gloria Susana Esquivel, y Grados de miopía, de Andrea Chapela.
Club de lectura
Entre el 8 de marzo y el 6 de abril leeremos Autorretrato en el jardín, de Juliana Muñoz Toro.
Incluye:
-El libro
-Una hoja de stickers
-Envío a domicilio
-2 encuentros (uno virtual y uno presencial con refrigerio en Bogotá)
-Consignas de escritura y material complementario (correo electrónico)
Fechas:
Correo de inicio: marzo 8
Encuentro virtual: sábado 16 marzo, 2:30pm-4:30pm
Encuentro presencial en Bogotá: sábado 3 de febrero, 2:30pm-4:30pm.
Precio:
COP $110.000
*Si tienes el libro y solo quieres el cupo en el club, el precio es COP $85.000
Inscripciones:
letraylibros@paola-mendez.com o directamente aquí.
¡Nos vemos en el club!
Gracias por ser parte de este camino. Sigo tomando apuntes.
Un abrazo.